ES HORA
Sucio campo de pruebas,
no existen reglas claras
y ante los cansados ojos
la ventaja corre del lado de los otros,
los vecinos hastiados que se ríen
de que haya niños negros en la verja
cantando por unas monedas,
de esas que se usaban en los teléfonos antiguos,
que ya casi no se ven
porque no existen...
Senda paulatina,
antes de salir pido mi abrigo...
no ocurrió como tampoco otras veces,
no llegó la que me mire a los ojos,
la que me haga olvidar el cielo arrebolado,
la que me tiente
a hacer lo inadecuado...
y ahora debo regresar al trabajo,
pulir feas fotos digitales
de esas que salen en los diarios,
con gente estallada por la guerra...
con gente cuya cara duele,
con gente similar a ti
llevando un rostro de pesares
y las manos sin saber orar.
Otras con dulces delfines sonriendo
encallados en una playa solitaria y sin nombre,
muertos y apretados
sin saber qué diablos ha fallado...
Soy este,
pueblo un mar de sincopados azules,
el vértigo es mi solana religión
y mi cardumen es tan abundante
como esa lago de estrellas
que de arriba
siempre me mira...
mi tristeza escolástica es formada
y cantautora en horas clandestinas,
y las ansias de vivir pasan como fantasmas gordos,
repitiendo sin voz
aún tienes tiempo...
Y cuando soy aquel otro
y abatido me persigno,
me siento como soldado redentor
quemando la maldad
del inframundo,
luego constato que sigo estando aquí
y que el licor acabó...
Un café,
gracias ruiseñor...
es hora otra vez de comenzar el día.
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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