viernes, 7 de abril de 2017

POR EL ROTO DEL TECHO, VEO A SYRIUS / Poesía de José Ignacio Restrepo


EN LAS ARENAS


Ponerse hielo en el cuerpo tumefacto 
y en las heridas abiertas, aún sangrantes,
limpiar y luego que la sangre cese
aplicar con algodón mercurorocromo
al estilo enseñado por mamá,
mirando lejos y mientras resoplando,
queriendo que el aire llegue a ese lugar
desde los labios de un ángel...

Haber venido es el peor error
y al mismo tiempo un delicado acierto,
el compartir con otros que se fueron
sangrantes, comatosos de este mundo
y que al igual que yo atrás dejaron
una vida de cómodas franquicias
al decidir llegar de alguna forma
y compartir en estas viejas tierras
con gente amable, vital, sobreviviente...
sin apoyarnos en algo diferente
que nuestra humanidad bien ampollada...

Venir aquí a mirarnos a los ojos
con estos otros llorados y cansados,
para ayudarlos a mudar de casa,
a correr invictos, presurosos,
ganándole carreras a la muerte...
sin lograrlo algunas, muchas veces,
sin poder quitarle al enemigo,
a ese verdadero ciego inmundo,
aquello que va robando a diario
la fe de prosperar, el mutuo arraigo,
el día de mañana para todos
los que siglos juntaron... 
el quiere robarse sin esfuerzo
este terreno de sueños construido
de padres para hijos...

Hoy abrí de nuevo mis dos ojos
y vi el cerco profuso de la muerte,
vi el fuego que acabó con el portal,
el techo derruido en mil pedazos,
la llegada y la salida del zaguán...
el cuarto donde ayer dejé mis cosas
no existe, 
encima hay solo piedras...
me falta la visión en el derecho
y con el ojo izquierdo he comprobado
que lo que vine a hacer no lo he logrado...

Pero...
los muertos son un pan para el futuro...
en el alma de todos los que quedan
habita una bondad que no se muere,
dejada como herencia bendecida
aliento para el resto de la vida...
y esta tierra llena de riquezas 
que late en sus días y en sus noches,
y acaso mute de dueños esta tarde,
lleva sendas de belleza peregrina
con pasos hechos de sueños infantiles, 
de canciones pueriles, taciturnas,
de recuerdos tallados simplemente 
reteñidos en la tez de la memoria...

Y no podrá borrar ninguna guerra, 
ni el dolor, ni la muerte abominable,
el sereno y querido sentimiento
por llegar a este hoy,
los que viven aún, los malheridos, 
y aquellos que merecen que ésto acabe...
padres, hijos y amigos,
que se fueron ayer
su fe cual delicada filigrana 
paga entero el viaje
hasta la gloria...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario