lunes, 7 de junio de 2010

TEMAS POSMODERNOS

 LAS NUEVAS TECNOLOGIAS DE LA INFORMACION, O LA PROMOCIÓN DE LOS INTERESES GLOBALIZANTES SOBRE LOS INTERESES NACIONALES
Una de las primeras señales del fortalecimiento de los Estados Unidos en el terreno comercial y político, se observó en los meses posteriores a la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. A la par de su programa de auxilio alimentario y técnico proclive a la restauración de los países europeos casi destruidos por el extendido conflicto bélico, el gobierno norteamericano creo el más amplio plan becario jamás ofrecido, con el propósito de que los estudiantes de Europa emigraran y se hicieran profesionales en las magnificas universidades de EUA, y por tal conducto se convirtieran en ciudadanos. El engrandecimiento genealógico iba a la par con el extendimiento del inglés, que se convirtió merced a las circunstancias, en la primera lengua de muchos inmigrantes, que llegaban disminuidos pero que con los años darían frutos de toda clase a la nación que les había brindado su apoyo.
No fue una estratagema, pero tampoco la decisión de miopes cerebros, pues a los EEUU llegaron personas muy inteligentes, que se convertirían en líderes en diversos campos. Los actuales dirigentes del gobierno son descendientes directos, de aquellos que pasaron una infancia infeliz en las ciudades en guerra de Europa e incluso en algún campo de concentración, si su origen era judío. La posibilidad de afirmación dentro de un sistema que crece y se fortalece, penetrando a los demás por intermedio de sus prácticas económicas y políticas, no es sino uno de los resultados visibles de la expansión cosmopolita que se originó en el país del norte.
Con este preámbulo quiero dejar claro, que el fenómeno que muchos emparentan con una causa diabólica cuyo único propósito es la apropiación del mundo entero por parte de los Estados Unidos, es realmente el resultado de un proceso de crecimiento que tiene como fin extender sus procedimientos y sus políticas, a todo territorio que no sea capaz de defender los  modos de hacer propios, las formas de inculcar a los suyos la cultura, el desarrollo económico, las creencias religiosas, en fin, todo lo que lo identifique como grupo humano con identidad propia. La concepción del mundo como mi lugar que poseen los norteamericanos del común, ese convencimiento de ser la cultura dominante, proviene del ejercicio continuado de la migración y el posterior establecimiento, y del autoritarismo nacido de esa condición de sobrevivencia, pues quienes llegaban habían sido antecedidos por otros pueblos a los que debieron asociarse o dominar, al igual que hacen ahora.
En ese mismo derrotero argumental, son los EEUU los adalides de la globalización al igual que en la posguerra decidieron sobre procesos de repoblamiento, migración, y  reagrupamiento en países que se habían acercado lo suficiente a ellos como para seguir con beneplácito sus dictámenes políticos. El 90% de los conflictos internacionales actuales nacieron en la posguerra, se incubaron durante la guerra fría y se alimentan actualmente para que prevalezcan como lugares de ejercicios de intransigencia política, en donde terminan imperando las disposiciones de los poderosos, cuyo fin último es despejar el camino para los que como ellos, enaltecen el quehacer de la dominación a cualquier costo, hasta en lo referente a su propia gente. La senda de la globalización se nutre de las confrontaciones nacionalistas, que no tienen otra salida sino el relinderamiento ideológico de los que confrontan a sus antiguas patrias y se aproximan a los que tienen la fuerza política, para cortejarlos en las mismas barbas de quien cedió la independencia. Sin embargo, de igual modo alimenta todos los cambios económicos, culturales y políticos trascendentes con  nuevas soluciones y transformaciones, que acercan aparentemente  a los pueblos, cuando realmente están rubricadas por el ánimo expansionista que guía todo el quehacer ideológico, tanto dentro como fuera del suelo norteamericano.
El entronizamiento de las nuevas tecnologías de la información, sustento básico del ideario globalizador, se convierte en el “no hay vuelta atrás” de un sistema político y económico, que no ha cambiado su propuesta ante el mundo desde el meridiano del siglo XX: Su deseo natural de supremacía es capaz de acabar con los presupuestos básicos de la convivencia entre pueblos, países y seres humanos. En aras del predominio morirán sistemas de creencias, culturas, lenguas, el hombre mismo. El afirmamiento de la globalización, y su herramienta favorita, el régimen del Mercado, como forma de gobierno de los pueblos, llevará al mundo hacia un compromiso sin claro retorno.
Los pueblos del sur, y en apoyo, nuevos países otrora ricos y ahora en problemas gracias a la intransigencia de los poderosos, ven salir su gente a las calles, en masa, como animales que ponen en riesgo sus vidas para intentar salvarlas, y entretanto se suceden ociosas reuniones entre los más fuertes, tertulias sin norte alguno. Afuera, el fuego de caseras bombas de advertencia estalla contra los vidrios de los bancos sin otro motivo que alterar el establecido desorden, que no hace ningún caso del eco cercano que ya predice el auto exterminio.
                                                                                                                                                    
JOSE IGNACIO RESTREPO ARBELAEZ
Sociólogo U de A

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