jueves, 8 de julio de 2010

INVITACION AL ENCUENTRO

SE TRATA DE ZURCIR EL ALMA (y 3)
Por José Ignacio Restrepo
La despertó una ráfaga, entre cálida y húmeda, que se metió por la ventana entreabierta desde la madrugada. Miró ese marco de madera, color oliva triste, en el que tantas veces apoyó sus silenciosos reparos, cuando veía pasar alguna joven pareja, amándose sin censura por la calle. Sonrió, sentía la piel caliente aun, el tacto del hombre elegido estaba desordenadamente extendido por su cuerpo, que lo recibió como a un rey al que no puede negarse vianda alguna, pues todas sin excepción le pertenecen.
Este es ese estado que mencionan en sus textos, por motivos distintos, curas y astrólogos. En la plenitud exacerbada, el paso del tiempo sufre un trastorno que impide a quien la siente emprender con interés tarea alguna: se sentía empoderada, llena de esta asombrosa emoción, las horas transcurridas en esa laguna con forma de hombre, la habían dejado dentro de su propio mar, ahogándose de placer, de cansancio y deseo de más.
Después de ducharse, se puso una bata nueva, de flores, que antes había pensado muy colorida para su estado…Cual estado, la piel que amaneció sobre ella era más joven que la de una festejante que ha recibido el favor de ser llamada señorita. Se sintió a gusto, pensó en trabajar un poco en algunos modelos y levanto el teléfono para pedir unos botones. Una llamada había entrado mientras aun dormía.
Dios mío…Se sentó. La voz algo ronca había vibrado en su oído, como lo hiciera durante toda la noche. El calor se aposentó en mitad de la casa y ella no pudo sino devolver sus pasos hasta el fregadero y zambullir su luenga cabellera y su cuello en la llave, hasta que se compuso.
El estaba seducido, enamorado, su cuerpo había sentido la magia, y ahora ella era el adobo de la harina amasada por sus manos, la luz de esta estancia no era nada al mediodía, comparada con la que nacería de sus ondas y esperadas encrucijadas, dos solas almas fuertes uniéndose en un hilo nacarado, que ha logrado zurcir la carencia, el amago, la burla de visitantes innobles para la mejor causa de todas, en vida de hombre o mujer, que se conozca, el lento aprendizaje de quererse en compañía, poco a poco recomponer el desgaste de las almas…

1 comentario:

Europa Prima dijo...

De venderse amor en la botica no precisaría remiendo ni cosido, ni se dolería el alma sentida... cura la saliva si se sabe, sana el amor cual manzanilla el estómago que arde, por eterno o efímero recorrido es siempre vida y festejo, verdad y conocimiento... espejo.

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