sábado, 31 de julio de 2010

EL SURCO HECHO / POESIA DE JOSE IGNACIO RESTREPO

TRAE PREGUNTAS LA NOCHE


Quieres saber,
acaso somos torpes lazarillos ciegos...
Presumimos de saber el camino,
y la noche triste y el silencio
que enmudecen e intimidan
las fibras del alma son,
decimos, momentos de frío, en efecto,
y no los monstruos que derriban
el ánimo más dispuesto,
el de los más fuertes.
No somos valerosos sino suicidas,
locos temerarios que ni huellas dejamos
tras nuestro paso majadero.
Para buscar las estrellas
ensuciamos el aire
que nuestros hijos, sin remedio,
toserán mañana.
Y ya tenemos luz dentro
pero cosemos nuestros ojos con alambre
para oxidar lo que vemos
mientras cantamos rituales de guerra,
que decimos son odas de amor,
odas a las pérdidas fatales
que se escabullen y se abandonan
sin que la historia víctima logre el olvido.
Son nuestras voces gritos de niños cuyo padre
se corta las manos con el hacha
conque tumba el bosque,
para alimentar sus futuros fatuos,
gritos de niño que ondea banderas
de sitios caídos en desgracia,
de continentes con hambre
que alimentan faenas de esclavos,
naciendo y muriendo,
a continentes de áspera opulencia,
gritos de niño belicosamente yendo
al abrazo fratricida con su hermano,
que despertó de la noche con la fe
de que todos los demás le son hostiles.
Agua detenida,
en que veo reflejada una cierta altivez,
quizá un desdén
de un par de ojos que otra vez,
otra vez van a buscar la guerra.
Agua detenida, veneno con apariencia de hidratante,
donde miro a mis ojos que me ven
con sentido desgano, por intentar legalizar el sobresalto
de llevarlos a mirar la guerra...
Este dia de opaco teatro con minutos de asombrado ayuno
por dos días no verla entre mi sueño, sino hilando sus velos.

No venida de torrente, hija de olvidada lluvia,
agua de luces venenosas te quisieras calmasedes sin fecha
entre mi cantimplora de piel,
y acompañarme en la tristeza que justo hoy
está abriendo sus pétalos, tan hecha para mis ojos,
para mis párpados precisa, y ellos que se cierran obedientes
sin querer verse cerrar en el agua.
Porque eso tiene la vida de sobra.
Desiertos y honduras
y sedes extrañas.


ESTA CASA DE GUERRA


Que más triste obituario
para el hedor del muerto poeta,
que sus escritos volando por el viento
de un lugar desierto,
un sitio sin nombre.
Las puertas, las ventanas de cuarteada madera
se prendieron del herrumbre de sus goznes,
y no hay ningún aviso por ahí
que inculpe a la guerra por tan vivos estragos,
quien de lejos divisa imagina siempre
que hubo más muertos que solo uno.
La yunta tirada
parece querer echar raíces,
pero esta triste tierra
ha olvidado también lo que es el agua,
lo que es la vida puesta sin esfuerzo,
como deja la caca una alondra
o una vaca se duerme
sin dejar de masticar alguna cáscara
¿cómo será la nostalgia, dios,
perdida la memoria
de la corte de voces que en su boca hablaba?


AL DIA DE AYER


1
Los trágicos días vestidos con los mismos trapos
y el cuerpo transpirando maquillajes,
cortas epistemes del espíritu
indicadas para esto,
escritas de algún modo
en el prontuario de ese médico exhausto
que medio duerme dentro...
2
Si los dedos cortados y la hendida planta
prefieren caminar las horas
o entonar los ecos,
anúdales un trapo en torno,
con fuerte fibra, con hermoso nudo,
no importa que se sangren los zapatos,
son tuyos,
no importan los ojos endiablados,
cubiertos,
ennubados por el llanto
de zapatos que hieren...
La derrota se olvida
en el dolor de un paso hasta otro paso,
con tu afán sin sentido
los innúmes caminos no son tantos.
3
Hoy,
por ventura,
es el nombre de una opereta del pasado
cuyos perdidos actores se esconden angustiados por su fama
sin completar otro acto en que se explica
cómo todo lo que empieza acaba.
Vaivén de la hoja,
movimiento de péndulo indoloro,
sincopado, sublime,
que ajusticia breves vientecillos sin nombre
ni recuerdo de origen,
te pareces yo creo
a algún escapulario por el sudor oscuro
que anudado al cuello
no pudiera ver los quemones
-tan fríos, tan frescos-
que ha causado la nieve puesta sobre el rostro
para enfriar las marcas de calientes recuerdos.
Serías elegía fantasiosa si brotaras del bosque
volando entre mil ojos amarillos
que te observan sin causa,
seguro como krisna volarías
pero no es este el caso.
El viento no es la voz entre las nubes
ni entre el verde hay rituales milenarios.
Solo somos dos almas que se alejan,
dos solos que desean tanto
y ya no saben que tanto se desean.


IGNORANCIA EN AZULES
Ni el estigma del dado
implorante y quieto sobre el paño verde,
cualquier noche,
rodeado de suertes probables
que ningún infortunio desea,
se semeja a este destino alquilado,
este clima sin brisa ni nube,
este sitio de guerra escenario de duelos de hormigas,
esta súplica atérida, eco breve sin público.
Nada de esto recuerda
que una huida no tiene camino,
y un recuerdo es una bolsa con grises,
y una dirección en algún lado
que dice donde vive la magia, es verdad,
pero donde...
Ni siquiera ese niño famélico
que es experto en robar pero hoy está sin fuerzas,
ese niño que me mira perplejo
sospechando que somos parientes,
me podría explicar
con su voz de vigilias ilesa,
que ligero milagro errabundo,
exacto, inconsistente, parco,
te hizo hoy escuchar algún mísero tono
-ese amor aferrado a una tabla
y el deseo encabado a una vara de ciego-


 CANTAR SE TARDA, SÍ VOS


Hace falta un poema que predique silencio,
hecho de palabras acosadas,
escondidas en las dunas,
silencio que parezca algún mantel
con cuadros invisibles por el uso y el excelso lavado.
Hace falta un causal absurdamente quijotesco
que recuerde
el embate temerario a los molinos
y que invada mis ojos
derribando farallones y murallas,
y deseos timoratos,
y ardides para logros idiotas,
y vacíos lenguajes
tan iguales a sogas
de estrangulados nudos
fabricadas.
Tanta falta hace, pero tanta,
que me tumbes en este minuto en esta playa,
y me presentes tu amor hoy nuevamente
con palabras hechas de silencio
que sin ningún permiso corretea
en el incesante titilar de tu mirada.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

2 comentarios:

Lucía Angélica FOLINO dijo...

¿Esta era la trampa, Vespasiano?

Tu sitio está bien, pero las etiquetas son poco legibles por el color que tiene el fondo.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO dijo...

cómo te extraño, Lucía... Realmente...

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